En un controvertido movimiento para intentar reforzar las arcas de la nación, el presidente Biden está listo para revelar un ambicioso plan que incluye duplicar las ganancias de capital y tomar medidas enérgicas contra el lavado de criptomonedas.
Según informan fuentes internas de la Casa Blanca, la Administración está dispuesta a aplicar la norma de las ventas de lavado a las criptomonedas, poniendo así fin a una laguna que los operadores han explotado con fines fiscales.
LA GUERRA DE REGULACIONES CONTINÚA
Pero eso no es todo. El plan presupuestario del presidente está repleto de otras medidas para ahorrar cientos de miles de millones de dólares, como reducir los precios de los medicamentos, aumentar algunos impuestos a las empresas, recortar el gasto en programas derrochadores y tomar medidas contra el fraude.
El plan, presentado el jueves, propone reducir el déficit del presupuesto federal en casi USD 3 billones durante la próxima década.
Por supuesto, es improbable que un plan tan radical sea aprobado por el Congreso sin la oposición de los republicanos, que previsiblemente rechazarán muchas de las propuestas del presidente. No obstante, la presentación del presupuesto dará el pistoletazo de salida a unas negociaciones con los legisladores que podrían prolongarse durante varios meses.
Una de las medidas más controvertidas del plan es una propuesta para cambiar el tratamiento fiscal de las transacciones de criptomonedas, que según la Administración podría recaudar USD 24.000 millones.
Las ventas de criptomonedas no están sujetas a las mismas normas de «lavado de dinero» que se aplican a las acciones y bonos, lo que significa que los inversores pueden vender sus inversiones en criptomonedas sumergidas, asumir una pérdida deducible de impuestos y volver a comprar la misma inversión inmediatamente. Los legisladores consideraron este cambio en el último Congreso, pero no lo convirtieron en ley.
El presupuesto también incluye propuestas para aumentar en USD 31.000 millones los impuestos de las empresas petroleras y de gas, poner fin a las transacciones inmobiliarias en especie que permiten a los propietarios aplazar las plusvalías y tomar medidas contra el fraude en los programas de ayuda para pandemias.
En el lado positivo, el presupuesto incluye medidas para ampliar las guarderías y financiar un programa universal de preescolar. El plan propone más de USD 22.000 millones para programas de atención y educación tempranas y USD 13.100 millones para Head Start, ambos aumentos respecto a los niveles presupuestarios del año pasado.
Además, el presidente pretende limitar el precio de la insulina a USD 35 al mes para todos los estadounidenses, una medida que ampliará una propuesta de ley del año pasado que imponía el mismo límite a los beneficiarios de Medicare.
En conjunto, se trata de un plan ambicioso que pretende abordar muchos de los problemas más acuciantes del país y generar al mismo tiempo unos ingresos muy necesarios. Queda por ver si será aprobado por el Congreso, pero una cosa está clara: el Presidente Biden no tiene miedo de lanzarse a por todas.
