Solemos ver en muchas aplicaciones tecnológicas la inevitable tendencia de dejar sin empleo a muchas personas. Esta situación, tal vez un coste social necesario que nos ha tocado como civilización asumir, es aún más dramática en el potencial que paradójicamente traen para mejorar nuestra calidad de vida tecnologías como la Inteligencia Artificial y Blockchain. Esta tendencia ha sido abordada recientemente en un estudio hecho por el catedrático Edward Castronova, de Indiana University Bloomington.
Castronova, quien es experto en temas económicos relacionados a las nuevas tecnologías, toma como base en su material titulado «Players For Hire: Games and the Future of Low-Skill Work» la posibilidad cierta de que los videojuegos sean, de la mano de la tecnología blockchain, una fuente de ingresos segura para trabajadores poco cualificados en el futuro a mediano plazo en economías altamente tecnificadas. Esta aseveración la argumenta partiendo de que la industria de videojuegos posee las características necesarias para servirse de jugadores a los cuales les pagará haciendo viable un modelo económico similar a un ingreso básico universal (UBI).
Lo anterior solo es posible si las personas pueden recibir una verdadera propiedad del contenido del juego, lo cual será una evolución de un incentivo, a una condición necesaria donde la inmutabilidad que posee la infraestructura de la cadena de bloques será indispensable, si los videojuegos alguna vez se convierten en el ingreso básico universal (UBI) para los trabajadores poco calificados.
Es importante entender a qué se refiere Castronova con la situación de los “trabajadores poco calificados”. Debido entre otros factores a la automatización cada vez más sofisticada y a la inteligencia artificial (AI) el nivel de desigualdad en las naciones tecnológicamente avanzadas puede aumentar significativamente, por lo que en estos países los trabajadores poco calificados no podrán ser empleados en muchas ocupaciones como antes.
Hay un factor real protagonizando esta situación, y es que la élite rica tendría una gran cantidad de fondos para apoyar su estilo de vida, muchos de los cuales estarían dedicados a actividades de ocio como los videojuegos. De hecho, no habrá mucho coste adicional cuando se trate de pagar a jugadores para que se unan a un juego. Afirma Castronova que a medida que aumente el número de individuos del mundo real, de baja cualificación y hasta desempleados, también aumentarán los ingresos de la élite tecnológica altamente calificada.
Jugar videojuegos como una forma de ingreso básico universal solo puede funcionar si los jugadores logran comprometerse con un mundo completamente virtual. Esto implica la adopción y cumplimiento de contratos sociales inteligentes para esa comunidad virtual, y es allí donde blockchain se hace indispensable. Por ejemplo con blockchain, cuando se trata de negociar acuerdos sociales específicos en el curso de un juego, un usuario puede crear rápidamente su contrato inteligente y activarlo en el juego.
También blockchain puede realizar un seguimiento de la identidad y perfil de un jugador el entorno virtual, y esto funciona perfectamente para un UBI virtual, con lo que los jugadores pueden solicitar subsidios y su clasificación de perfil en comparación con otros. Para que los videojuegos proporcionen un UBI para personal poco calificado, se les debe asegurar que tienen plena propiedad de sus activos y pueden diseñar su mundo virtual como les plazca con total libertad. Blockchain aporta facilitación, seguridad, inmutabilidad y oportunidades. La inteligencia artificial y el aprendizaje automático harán el resto.
En conclusión, si bien los juegos no suelen asociarse con ingresos estándar, la tendencia que podría generarse en el futuro a medio plazo de la mano de modelos innovadores gratuitos y tecnología blockchain, es que los videojuegos podrían convertirse en una opción de ingreso básico universal para las personas poco calificadas.
